Después de varios años de no tener mayoría en la Cámara Alta, lo que le
impedía pasar alguna legislación en esta Cámara controlada por la oposición, el
partido gobernante del Primer Ministro japonés Shinzo Abe obtuvo con su aliado
una mayoría en las elecciones del domingo 21 de julio para la renovación
parcial de esta Cámara.
El partido gobernante Jiminto, con su aliado Komeito, tiene ahora 135
asientos en la Cámara Alta, de un total de 242. Al tener ya control de la Cámara
Baja con una mayoría de 2/3 junto a su aliado Komeito, el Primer Ministro puede
pasar la legislación necesaria en las dos Cámaras para poder revivir la economía
japonesa que trata de salir de dos décadas de anémico crecimiento económico.
Es remarcable la victoria del partido de Abe, considerando que en solo 6
meses y pico de gobierno (desde Diciembre del 2013) ha conducido a su partido a
dos victorias, en la de Diciembre del 2012 para la Cámara Baja, y al de ahora en
julio para la Cámara Alta.
La victoria del partido de Abe en diciembre del año pasado, y que le
permitió elegirse como Primer Ministro, fue consecuencia del desencanto con el
anterior partido gobernante Minshuto. Pero la victoria presente en la Cámara
Alta se debe a la política económica de Abe, llamada “Abenomics”, que desde su
llegada al poder ha hecho que las acciones en la Bolsa de Valore de Tokio suban
en promedio 40%, beneficiando a una parte de la población, y que el yen se haya
depreciado más de 30% en ese periodo desde su alto nivel, lo que ha dado alivio
al sector exportador japonés. Esto ha permitido que la economía haya crecido en
este medio año de Abe en el poder a un ritmo anual de casi 4%.
El anterior crecimiento del valor de las acciones y depreciación de la
moneda japonesa ha sido producto de la política de aumento del gasto de
gobierno y de alivio monetario que ha hecho que haya abundante dinero en la
economía. Pero para que lo anterior se traduzca en un crecimiento sostenido de
la economía falta lo que el propio gobierno ha dicho, la “tercera flecha” (la
primera es el aumento en el gasto de gobierno, la segunda el enorme alivio
monetario) que sería la estrategia de crecimiento económico para que las
empresas se animen a invertir, producir más, crear más empleo y aumentar los
salarios.
Esta tercera flecha implica varias medidas, que podría y debería tomar
Abe ahora que su partido controla las dos Cámaras legislativas pero que no son
tan fáciles pues implica vencer la oposición de ciertos grupos, incluso dentro
de su partido. Por ejemplo, la mayor apertura de la economía a la competencia
extranjera, por ejemplo con la participación de Japón en las negociaciones del
Acuerdo de Asociación Transpacífico TPP, la desregulación de sectores como
seguros, distribución de energía eléctrica, la aprobación del aumento de
impuesto al consumo del 5% al 8% para el próximo año (para financiar la enorme
deuda pública japonesa y los mayores gastos de pensiones y de salud de su
población cada vez mayor edad), etc.
Abe fue ya Primer Ministro del 2006 al 2007 y renuncio pues condujo a su
partido a una enorme derrota en las elecciones del 2007. Tiene ahora la
oportunidad de reivindicarse. Pero aparte de las difíciles decisiones políticas
que tiene que tomar en el campo económico, hay otras, como la de aprobar el reinicio
de operaciones de algunas plantas nucleares (en medio de la fuerte oposición a
esto por una parte importante de la población), y la de tratar de cambiar una
Constitución pacifista, ante lo que perciben como una amenaza de China. Esto
último, el cambio de algunos artículos de la Constitución japonesa para
permitir que el país pueda tomar acciones en caso de verse amenazado, puede
crearle problemas con sus vecinos, no solo con China, sino con otros como Corea
del Sur.