jueves, 21 de enero de 2010

13 años después de la crisis de los rehenes: Una visita a la replica de la Residencia del Embajador japonés en Lima


13 años después de la crisis de los rehenes: Una visita a la replica de la Residencia del Embajador japonés en Lima




El sábado 16 de enero ultimo tuve oportunidad de visitar la replica de la Residencia del Embajador de Japón que hicieron las Fuerzas Armadas, y que sirvió para que los comandos se entrenen en el rescate de 72 rehenes que estuvieron secuestrados por 126 días en la Residencia del Embajador japonés en Lima, operación llevada a cabo el 22 de abril de 1997.

La visita lo hicimos un grupo de amigos, entre ellos varios que, como el que esto escribe, fuimos rehenes esa vez. Fuimos 4 exbecarios de Japón, dos mujeres que estuvieron solo por horas y dos varones que estuvimos de rehenes desde el 17 de diciembre de 1996, cuando ocurrió la toma de la Residencia, hasta el 22 de diciembre, un total de 5 días. Había también en este grupo que visito la replica, convertido ahora en el “Museo Conmemorativo del Ejercito Chavín de Huantar” dos exrehenes que estuvieron todo el tiempo, hasta su rescate el 22 de abril, en manos del comando terrorista del MRTA. Ellos fueron nuestros guías en esta visita.

Fue ocasión para recordar los momentos vividos durante el asalto a la Residencia del Embajador japonés. Como anécdota contaba que si bien yo salí liberado a los 5 días, como la mayoría lo fue, mi auto no. Yo llegue temprano a la reunión, y estaciones mi auto muy cerca de la puerta de entrada. Gran error, pues después de ocurrido la toma de la Residencia no se permitió que nadie se acerque a esta. Como resultado, recién pude recuperar mi auto a los dos meses, en febrero de 1997. Sentí una gran pena por el auto, pues recién lo había comprado, y estuvo dos meses a la intemperie, sujeto al inclemente sol del verano y a los regalitos que dejaban los pajaritos de un árbol cercano a donde puse el auto.

La replica de la Residencia incluye los túneles que se hicieron para que los comandos militares se introdujeran en la Residencia y aniquilaran a los terroristas. Estos eran 14 y fueron todos muertos, varios al momento inmediato de la incursión militar, al explotar bombas puestas debajo del primer piso donde varios de ellos practicaban fútbol, y el resto en el combate que siguió a la incursión de los militares (aunque se comenta que uno de ellos fue capturado vivo y después fue ajusticiado extrajudicialmente).

La operación de rescate fue ejecutada casi a la perfección, constituyendo la operación de rescate más exitosa en el mundo. Solo murió un rehén, y dos comandos militares.

Una de las cosas que me llamo la atención durante la toma fue el hecho de que una de las terroristas, una chica bastante joven de quizás 16 años, proveniente de la selva peruana, a pesar de estar armada hasta los dientes, con su fusil de asalto que parecía mas grande que ella, pues era de contextura baja, con dos grandas colgándole del cuello, pistola, y un enorme cuchillo, miraba embelesada la TV cuando a las 8pm se trasmitía la telenovela mexicana “Maria la del barrio”. No solo eso, hasta tarareaba el jingle del comercial de televisión de un conocido helado que se pasaba en esos momentos. Por curiosidad le pregunte porque le gustaba tanto la telenovela y me dijo que ella casi nunca había visto antes televisión, y que cuando llego a Lima, meses antes del asalto para preparar este, estuvo encerrada en una casa y su única diversión era ver la TV.

Al momento de la toma de la Residencia por el MRTA había casi 800 personas. A las pocas horas fueron liberados más de 100, generalmente mujeres y algunas personas mayores. Poco a poco se fue liberando a otros hasta finalmente quedar 72 rehenes. De estos, uno era el Embajador de Bolivia en el Perú, pues este país se había negado a liberar a miembros del MRTA presos ahí, y el resto eran ciudadanos japoneses, y políticos peruanos, miembros de las fuerzas Armadas y algunos jueces. Entre ellos estaba el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

La operación fue un éxito pero el Presidente Alberto Fujimori, que contaba con un gran apoyo del gobierno japonés, se corrió un enorme riesgo, pues opto por una solución militar, que Japón no quería. Si hubiera fallecido aunque sea un rehén japonés Fujimori habría visto terminarse el apoyo japonés a su gobierno y hubiera recibido incluso la condena de este país.

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